AENA, siguiendo directrices del Ministerio de Fomento, y con el beneplácito del partido popular en Córdoba, está siguiendo a la perfección la hoja de ruta que llevará al cierre al aeropuerto de Córdoba. A la ausencia de AFIS y carta operacional, se une una drástica reducción de horario. Estas fuertes carencias y limitaciones operacionales se traducen, en la práctica, en una disminución casi del 100% de aviones comerciales en nuestro aeropuerto.
Esta disminución del número de vuelos y, por tanto, del número de pasajeros, es el mejor argumento que podía tener AENA para cerrar Córdoba.
Ello supondría condenar aún más a una provincia tan deprimida económicamente, al privarla de la generación de riqueza y empleo que una infraestructura como un aeropuerto puede generar allí donde está enclavada. Eso, sin olvidar que el programa de trasplantes del Hospital Reina Sofía, algo de lo que cualquier ciudadano cordobés se siente tan orgulloso, se iría de Córdoba, probablemente a Sevilla.
Con este escrito quiero denunciar públicamente la situación crítica de nuestro aeropuerto en lo que respecta a su futuro. Que nadie pueda decir nunca que no estaba avisado del cierre. ¿Estamos todavía a tiempo de salvarlo?
Rafael Márquez
